El Ejército Fantasma: el engaño que ayudó a ganar la II Guerra Mundial
No sólo hizo falta armas y hombres para ganar la II Guerra Mundial, y prueba de ello es El Ejército Fantasma, una unidad que engañó al ejército nazi mediante vehículos inflables, sonidos y transmisiones de radio falsas. Esta es su historia.
Miembros de El Ejército Fantasma levantando un tanque M4 Sherman de señuelo y fabricado en goma.
"El arte de la guerra es el arte del engaño." Esta frase puede ser encontrada en el primer capítulo de "El arte de la guerra" del general chino Sun Tzu, y que se convirtió en uno de los principales tratados para estrategia militar. Así, hemos visto a lo largo de la historia numerosos engaños en la guerra, pero uno de los períodos más prolíficos para este tipo de engaños fue durante la II Guerra Mundial, con claros ejemplos como El Ejército Fantasma. Veamos como este "ejército" fue capaz de engañar a las fuerzas nazis durante los últimos compases de la guerra.
La historia de El Ejército Fantasma comienza con su formación en Camp Forrest, una base estadounidense en Tennessee, dónde se reclutaron a los primeros miembros de la 23º Compañía de Tropas Especiales (23rd Headquarters Special Troops), que estaría compuesta por tres unidades diferentes encargadas de varias partes del engaño: la 603º de Ingenieros de Camuflaje, encargados del engaño visual, la 3132º Compañía de Señales, encargados del engaño sónico, y la Compañía Especial de Señales, encargados de transmitir vía radio órdenes falsas de movimiento de tropas. Estas tres unidades estaban protegidas en todo momento por la 406º de Ingenieros de Combate, situadas alrededor de la 23º como perímetro de seguridad.
Al principio, ni el propio ejército estadounidense no tenía claro cómo iba a operar esta unidad especial ni qué clase de soldados iban a formar parte de la 23º. Así, los soldados que fueron reclutados de escuelas de arte o agencias de publicidad se les animó a que usaran su imaginación y talento para engañar utilizando lo que encontraran a su alrededor para formar estructuras similares a cañones tanques o todoterrenos, lo que dio lugar a una unidad amalgamada formada por 1100 artistas, arquitectos, actores, diseñadores e ingenieros que creaban figuras muy simples intentando emular equipamiento militar, con unos primeros resultados bastante desastrosos durante el entrenamiento.
Tanque M4 Sherman falso utilizado por la 23º.
Así, en un cuartel de desarrollo en el desierto de California se empezaron a crear diversas formas para simular vehículos militares bastante imaginativas, como cubiertas metálicas en forma de tanque y que iría colocada encima de un todoterreno para poder ser una estructura móvil, o vehículos montados por piezas y con un recubrimiento de tela para poder se montado y desmontado a voluntad. Finalmente, se optó por una tercera opción: vehículos hinchables que eran un reproducción extremadamente fiel de los auténticos tanques, todoterrenos y cañones que utilizaban los americanos.
Sin embargo, con un engaño visual no bastaba, y la 23º se ayudó de los laboratorios Bell para realizar una serie de grabaciones de diferentes vehículos militares circulando, así como grabaciones del sonido que se escucha cuando los soldados montaban un puente móvil para poder cruzar un río en un punto determinado. Estas grabaciones eran posteriormente reproducidas por unos altavoces gigantes montados en camiones, los cuales estaban orientados hacia el enemigo para que pudieran escuchar de primera mano como se "preparaban para atacar".
Sistema de sonido montado para escenificar el movimiento de tropas. Fuente: PBS Documentary.
Este último aspecto fue aún más perfeccionado gracias a la unidad de radio, formada por diferentes operadores de radio sacados de sus antiguas unidades y que estaban allí para transmitir órdenes falsas y que fueran interceptadas por los alemanes. Con todo esto, la 23º fue preparada para hacerse pasar por una fuerza de más de treinta mil hombres, a pesar de ser poco más de una trigésima parte de los mismos. Una vez preparada y entrenada esta extraña unidad, era hora de probar si sería efectiva, y para ello el Alto Mando aliado desplegó a la 23º en Normandía, concretamente 8 días después del Día D.
"La 23º era un experimento que asentó lo que serían las bases del engaño y la desinformación para futuras guerras."
La prueba de fuego de la 23º, que en realidad sólo involucró a una unidad de 15 hombres de la 603º de Ingenieros de Camuflaje (el resto de la Compañía seguía entrenando en Inglaterra), fue ayudar durante un mes al 980º Batallón de Artillería para que los alemanes descargaran su munición en los señuelos colocados y no destruyeran los cañones del batallón. La misión resultó un éxito, por lo que el resto de la compañía (salvo la unidad de sonido) fueron embarcadas a la costa del norte de Francia para ayudar en operaciones a mayor escala.
No obstante, mientras esperaban a que le asignaran una misión, a la 23º se le ocurrió otra idea ingeniosa para confundir al enemigo llamada "Efectos Especiales", y que consistía en hacerse pasar por soldados de unidades que o bien no existían o bien aún no estaban desplegadas, y difundir esa información falsa mientras fingían estar de fiesta en pueblos antiguamente ocupados por alemanes y ahora liberados por la fuerza aliada. Esta información iba destinada a los posibles espías que se habían quedado rezagados esperando obtener alguna información, y los de la 23º se tomaron esto tan en serio que diseñaron parches nuevos para identificar unidades ficticias, así como pintar identificativos falsos en los camiones que conducían. Sobra decir que esta técnica resultó muy efectiva.